Su figura central es el memorable Ignatius Reilly - una mezcla de Oliver Hardy delirante, don Quijote adiposo y Tomás de Aquino perverso, reunidos en una sola persona-, que vive a los 30 años con su estrafalaria madre, ocuapdo en escribir un extensa y demoledora denuncia contra nuestro siglo, tan carente de "teología y geometría" como de " decencia y buen gusto": un alegato desquiciado contra una sociedad desquiciada. Por una inesperada necesidad de dinero se ve catapultado a la "fiebre de la existencia contemporánea", embarcándose en empleos y empresas de lo más disparatados.
Galadornada póstumamente con el Premio Pulitzer.