viernes, 1 de enero de 2010

Diario de un hombre humillado - Félix de Azúa


El hombre humillado añora rabiosamente cierto mundo perdido, donde en lugar de pensar sólo se vivía. Pero sabe que no es más que un contemporáneo, y que el nuestro es un tiempo de Grandes Pensadores. Rodeado por una detestable banalidad de orden zooloógico, coprende que la suya ha de ser otra : una banalidad asumida, militante, guerrera, y a esa tarea dedica sus fuerzas; bastante mermadas, dicho sea de paso. Instalado en la soledad, explorador de su ciudad (en la que vive como un marciano), colonizador del azar, el hombre humillado pretende alcalzar la dignidad de perfecto insignificate. Para ello se sumerge en las zonas húmedas, se codea con el hampa, trabaja para un matemático mafioso, se asfixia en litros de Calisay, y acaba buscando un final súbito que interrumpa su Camino de Perfección.

Premio Herralde de Novela 1987